Los 340 participantes de Mariápolis 2024 han dejado Oviedo rumbo a las más de cuarenta ciudades de proveniencia. Los cuatro días transcurridos “en camino para el encuentro” han conllevado ejercicio, aprendizaje y descubrimientos, dando profundidad y motivación, ofreciendo una brújula para ese día a día que cada uno retoma ahora en su ciudad.
Ejercitarse en acoger al otro con sus diferencias y peculiaridades; crear familia con cualquiera dentro y fuera de la Mariápolis; practicar el diálogo desde la escucha, la aceptación y la estima; sembrar la fraternidad afrontando las dificultades y practicando la reconciliación. Estos han sido los estímulos ofrecidos para avanzar.

Y kilómetros se han hecho, muchos yendo y viniendo entre alojamientos, Palacio de Congresos, salas de talleres o en las excursiones por los magníficos alrededores de la ciudad. Pero los kilómetros no han sido solo físicos…
Intergeneracional y creativa

Cada momento de Mariápolis 2024 ha sido enriquecido por la mezcla de personas de distintas edades. Según una joven filósofa: “resultaba algo muy interesante y demostraba que nos entendemos”.
Los niños tuvieron su programa específico. Entre otros momentos, una tarde en una residencia de ancianos a la que llevaron su alegría con canciones, bailes y dibujos junto a los ancianos; y un taller en el que se sorprendieron ideando animales con materiales de la naturaleza, aprendiendo más cosas: “un niño me ha estropeado mi animal, pero yo no he destruido el suyo. Me he puesto, contento, a hacer otro nuevo”.


El grupo de los adolescentes caminó por las calles de Oviedo con una interesante gimkana, ejercitándose en la ayuda y descubriendo algunos tesoros de la ciudad, como la historia del niño mártir san Pelayo, cuyos restos se conservan en un monasterio.

La presencia de jóvenes se ha demostrado significativa y de calidad, con varias intervenciones en el escenario y con un taller en el que se presentaba la espiritualidad de la unidad a quien deseaba conocerla más. También participaron los recién llegados de Brasil tras el Genfest internacional; una vivencia única que quisieron compartir con toda la Mariápolis.
Testimonios y proyectos
Muchos fueron los testimonios compartidos: en el Palacio de Congresos por las calles de la ciudad, durante las comidas, las excursiones, los 22 talleres. Y no solo testimonios, también conocimientos, habilidades y horizontes en el camino del diálogo.

Un acercamiento a las personas con discapacidad
La prensa ovetense se ha hecho eco y ha dado espacio, en particular, al recorrido de Carmen de Jorge recogido en su libro presentado: Cambiar la mirada.

Un incuestionable testimonio apoyado por la concejala de Políticas sociales, María Velasco Muñiz, y Enrique Rodríguez, director general de Promoción de la Autonomía Personal y Mayores del Gobierno del Principado de Asturias, que han valorado la fuerza y la riqueza de su historia y su aporte para que la sociedad en su conjunto cambie la mirada hacia la discapacidad. Al mismo tiempo que “cuidar y ser cuidados es una experiencia recíproca que enriquece a ambas partes, en una auténtica interdependencia, que va más allá de la dependencia”, ya que, en palabras de la abogada y autora del libro: “todos somos capaces de amar y de ser amados, que es donde está la verdadera felicidad”.
Proyectos internacionales
El proyecto Living Peace ha suscitado un gran interés. Más de treinta personas han querido sumarse a su red activa en España y en otros 130 países. Sus herramientas son conocidas y también en la Mariápolis han dado sus frutos. Practicadas sobre todo por los más pequeños: el “Dado de la Paz”, seis caras con frases inspiradas en el “arte de amar”, y el “Time out”, breve momento diario de silencio, reflexión u oración por la paz.
También tuvimos ocasión de acercarnos, a través de un vídeo, al proyecto “M.E.D.I.T.erraNEW: Mediation, Emotions, Dialogue, Interculturality, Talents to foster youth social inclusion in the Mare Nostrum”, en el que la Fundación Igino Giordani actúa como entidad asociada, junto a otras 8 de 5 países (Italia, España, Croacia, Francia, Líbano y Egipto) de la cuenca del Mediterráneo. Para más información, ver la web o el podcast de la revista LAR.
Conclusión
Como conclusión de estos días, una pregunta era legítima: ¿se han logrado y cuánto, los objetivos iniciales
de la Mariápolis? La respuesta la han dado los presentes. Un buen número de ellos desde el escenario, pasándose con naturalidad el micrófono (para muchos era su primera Mariápolis).
Llegaron cargados de expectativas y curiosidad, de desilusiones de la vida, con deseos de descubrir el secreto de esa felicidad captada en amigos, familiares o compañeros de trabajo.
Una muestra:
“Había oído hablar superficialmente de vosotros, pero aquí os he conocido con hechos concretos. He encontrado una familia, una gran familia, que me ha abierto sus puertas en las reuniones, excursiones, intercambios… No he descubierto sólo el amor de Dios y la confianza que puedo depositar en Él. Ahora soy consciente de ese amor profundo que se ha alojado dentro de mí”. (de Sevilla)
“Estos días de Mariápolis he tratado de vivirlos dándome a los demás, que entiendo es la forma de vivir una Mariápolis. Estoy satisfecho de haberlo hecho; creo que es la forma para que personas como, yo de convicciones no religiosas, se sientan integradas de verdad y totalmente”. (de Barcelona)

“Me habéis acogido y ha sucedido un milagro… En estos días me habéis regalado sonrisas sin que yo os las pidiera… El jardín de mi vida estaba seco, aquí se ha vuelto a regar y podrá de nuevo florecer. Una experiencia maravillosa”. (venezolana en Alemania)
“Mi recorrido de vida ha sido abrupto… He venido aquí por la confianza en una amiga y porque estaba deseosa de conocer lo que puede aportarme. Hacía 20 años que no entraba en una iglesia y aquí he escuchado cinco misas. ¡Estoy encantada, agradecida! (de Madrid)
“Tengo que agradecer porque me habéis permitido descubrir palabras que conllevan un cambio en mi vida… Y no solo, me habéis dado las herramientas para recorrer, a partir de ahora, el camino que he empezado aquí”. (de Barcelona)
“Estos días han ido de menos a más. Que fuésemos 340 personas de toda España era ya una buena noticia porque me encanta saltar fronteras… De aquí me llevo la relación con “personas vitamina”, de todas las edades, también muy mayores y muy pequeños, y muchos jóvenes sanos: una gran familia. Lo contaré a mis amigos. Gracias también a mi padre que me ha motivado a venir”. (joven de Badajoz)