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Palabra de vida

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5, 9).

Trabajar por la paz

noviembre 2025

Vivimos un tiempo en el que las tensiones, los conflictos y los mensajes de odio parecen multiplicarse: en las redes sociales, en el trabajo, en la política, incluso en las familias. También a escala global los conflictos armados alcanzan cifras que no veíamos desde hace décadas. Todo esto nos recuerda que la paz nunca está garantizada, sino que necesita ser construida cada día.

Ante esta realidad, las palabras de Chiara Lubich en 2004 son también para hoy:

«Todo pueblo y toda persona tiene un profundo anhelo de paz, de concordia y de unidad. Pero a pesar de los esfuerzos y la buena voluntad, después de milenios de historia nos vemos incapaces de mantener una paz estable y duradera. (…)    porque la paz no es solo ausencia de guerra, de luchas, divisiones y traumas». La verdadera paz «es plenitud de vida y de alegría, es salvación integral de la persona, es libertad, es justicia y fraternidad en el amor entre todos los pueblos».

Trabajar por la paz requiere ponerse en acción, tomar la iniciativa, a veces con creatividad.

También cada uno de nosotros puede ser un “artesano de paz”: en lo pequeño del día a día y también en lo grande, uniéndonos a iniciativas globales que promuevan la concordia y la colaboración.

El proyecto Living Peace[1]donde el deseo personal de hacer algo en favor de la paz, se ha convertido en un programa de educación a la paz. Actualmente más de 2.600 colegios y grupos se adhieren a este proyecto, y más de dos millones de niños, jóvenes y adultos de los cinco continentes participan en sus iniciativas. Entre ellas está el «dado de la paz» en cuyas caras están escritas frases que ayudan a construir relaciones de paz y que cada uno trata de poner en práctica.

Recientemente en un webinar titulado “Perdón y paz: el coraje de las decisiones difíciles[2], se ponía en evidencia la importancia del perdón y de la reconciliación para ser artífices de paz reconstruyendo aquello que se había roto.

Por último, otro ejemplo es el del Método Rondine[3]: un laboratorio a cielo abierto para salir de la lógica del enemigo. Israelíes y palestinos, serbios y bosnios, armenios y azeríes, pero también malienses, nigerianos y colombianos, y últimamente rusos y ucranianos, han construido un camino viable para reparar las relaciones destruidas por el odio y construir vínculos sólidos a favor de la paz. Entre todos los jóvenes que se han acercado en estos treinta años a la Ciudadela de la Paz, un pequeño pueblo medieval a las puertas de Arezzo, hoy encontramos políticos, embajadores, empresarios, jóvenes líderes que ponen su vida al servicio de sanar las heridas de esos conflictos dolorosos, sentando las bases de un futuro que entrelaza relaciones pacificadas y desarrollo. Para vivir esta Idea, propongámonos sembrar paz allí donde estemos, porque cada paso hacia la paz nos hace más plenamente humanos y acerca a toda la sociedad a un horizonte de justicia y fraternidad.


[1] http://livingpeaceinternational.org
[2] https://www.youtube.com/watch?v=F5zkU3b6H3o&t=2008s
[3] https://rondine.org/en/who-we-are/.

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